viernes, 21 de enero de 2011

IMELDA MAY













Ritmo, rock n roll, tatuajes, burlesque y mucha
sensualidad serían algunos de los apelativos para
definir a una artista que con solo dos discos ha
conseguido tener a un gran número de
incondicionales. No es que lo que haga sea puro
rockabilly, no es blues, se crió en Irlanda lejos
del sabor de Nueva Orleans, pero todo en Imelda
May sabe a Buddy Holly, batido de fresa y diner.
Hace poco pude verla en directo en la sala Joy y
desde luego, a ninguno dejó indiferente. Tal vez
sea pronto para augurarle una larga carrera, pero
os puedo asegurar que Imelda May tiene todavía
mucho que decir. Si pudiese pedir un deseo: un
disco a duo con Tom Waits; y la desolación, los
vapores del alcohol y las ganas de vivir de noche
en cualquier cantina con música en directo están
servidos.

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